​PERFIL:

- ¿En qué año nació?   1947

- ¿De dónde es?  De Elizondo (Navarra)

-  Qué estudió y dónde? Filosofía y Letras, Sección  Historia Contemporánea, en la Universidad Complutense de Madrid.

- ¿Cuántos años lleva en el Instituto? 33 años; desde 1979.

- ¿Ha estado en otros Centros? Solo el año de Prácticas, en Santa Eugenia de Riveira (La Coruña)

ENSEÑANZA:

- ¿Le da pena dejar a sus compañeros y alumnos? Sí, mucho, tanto a compañeros como a alumnos

- ¿Volvería a ser profesor?  Sí, por supuesto; no tengo una experiencia negativa; pero también podría haber sido médico o taxista o camionero….

- ¿Qué siente al encontrar a antiguos alumnos? Mucha alegría al poder evocar recuerdos compartidos

- Compare  los alumnos de antes y los de ahora…: A nivel personal, no hay grandes diferencias: los adolescentes de antes y de ahora… son adolescentes! Podemos observar diferencias en los hábitos personales, en la actitud ante el estudio y en el nivel medio de motivación, que ahora son menores.

- ¿Qué cambiaría de las clases? Tal vez tengamos demasiadas horas de clase y asignaturas; debería haber más sesiones prácticas (teatro, música instrumental, conversación de idiomas, jardinería…) y establecer currículos algo más diferenciados.

- ¿Aprobaría normas de comportamiento más severas para los alumnos? Creo que  no; las normas existen, solo hay que cumplirlas. Es tarea de las familias y de los colegios el promover actitudes de mayor respeto a los profesores, a los alumnos, al mobiliario común, al medio…..

VIDA SOCIAL:

- ¿Va a seguir viniendo al Instituto de vez en cuando? Por supuesto; siempre que me llamen…¡y alguna vez más!

- ¿Qué va a hacer con la asignatura para que no se le olvide?¿Estudiará otras cosas? Leer, que me gusta mucho; y seguramente empiece a estudiar euskera, la lengua de mis orígenes….

- ¿A qué dedicará el tiempo que le queda sin trabajar?  Lo tendré que descubrir…!  Me gusta pasear, ir al monte, jugar al tenis o al frontón, viajar…; y no descarto hacer de recadista familiar y cuidar la casa.

- ¿Hay algún sueño que no haya podido realizar?¿Lo haría ahora? No soy demasiado soñador….Tal vez, el poder realizar viajes fuera de la temporada de vacaciones.

Responda brevemente:

- ¿Último libro leído? Criadas y señoras; y ahora La caída de los gigantes, de Ken Follet

- ¿Última película vista en el cine? El dependiente

- ¿Última obra de teatro? “Extraño anuncio” de A.Marsillach, con el instituto

- ¿Ciudad preferida para un viaje de relax? Isla del Hierro; Florencia, Roma….

- ¿Montaña o playa? Las dos, aunque prefiero la montaña

- ¿Comida preferida?  Chipirones en su tinta

- ¿Día preferido del año? El anterior al del comienzo de las vacaciones….. 

OPINIÓN DE JUAN PALACIOS

¿Cómo te parece Pedro como profesor y persona?

Como profesor me parece un gran profesional que siempre está preocupado por sus alumnos y como persona me parece que tiene una gran calidad humana. Se preocupa siempre por los demás y es mi amigo.

¿Crees que desde su partida cambiará el instituto?

Procuraremos que siga vinculado al instituto, para que no se pierda su buen hacer.

¿Has entablado amistad con él fuera del instituto?

Sí, conozco a su familia y nos vamos frecuentemente a la montaña o en bicicleta.

¿Qué te parece su método didáctico?

Me parece que es muy bueno porque lo lleva experimentado muchos años.

¿Te parece una persona jovial y benévola?

Yo diría que es más joven de mente que de edad. Se interesa por todo y es muy querido por sus alumnos.

OPINIÓN DE ANTONIO HERMOSO

Conocí a Pedro en 1979, yo era uno de sus alumnos. Cuando el instituto comenzó a funcionar éramos muchos en el aula y nos daba clase de historia, era muy didáctico y cercano además de interesante. A él le fascinaba que viviéramos la historia como si estuviera relacionadas con la actualidad, como si los problemas que ocurrían en aquellos tiempos fueran parecidos a los de la historia. Le encantaba la participación, nos permitía opinar…

Nos enseñó a pensar, es decir, nos transmitía temas actuales o relacionados con las cosas nuevas que ocurrían  por aquellos momentos, nos enseñaba a cuestionar la realidad, te animaba y era y es un gran comunicador. El instituto cambiará no solo por él sino por todos los profesores jubilados, dentro de unos años el centro no será lo mismo. Ellos le dan buena fama y aire de continuidad.

Es de los pocos profesores que recuerdo con gran nitidez…antes de conocerlo como compañero me acordaba perfectamente de su cara, su nombre y apellido… me había dejado una gran huella.

Laura y Patricia 2º ESO.

A  PEDRO ELIZALDE; MAESTRO Y COMPAÑERO

Querido Pedro, este año dejas la docencia, aunque no creo que seas de los que abandona algo definitivamente; estoy segura de que este universo en el cual has estado inmerso durante tanto tiempo, seguirá acompañándote allí donde estés. No sé cómo ni de qué manera, pero tras conocerte durante tanto tiempo, intuyo que será así; y si puedo desear, desearía que estuvieras cerca en esta nueva faceta. Por eso, aunque el año ha sido difícil, como escribo en el Editorial, no puedo ni quiero abandonarme a su inercia, sin intentar expresarte la fuerza positiva que algunas personas y sus trayectorias ejercen para iluminarnos el camino. Y para mi tú eres una de esas personas que facilitan el trabajo y te hacen creer que, a pesar de todo, merece la pena creer en ciertos valores esperanzadores e ilusionantes. Así te veo yo, imbatible e incansable, con un encaje envidiable, que te impide sucumbir ante la crítica fácil. Quizás por eso no te hemos visto nunca totalmente posicionado en una dirección, siempre dialogante y tolerante, dispuesto a escuchar y a llegar a acuerdos. 

Corría el año 1979 cuando oí hablar por primera vez de un tal Pedro Elizalde, profesor de Historia en COU “B”, nocturno. Las chicas de letras, más numerosas que en el grupo de ciencias y mucho más espabiladas, se pasaban el día chismorreando de la juventud y veleidades de su profe de historia. Quiero que sepas que intenté verte en numerosas ocasiones cuando pasabas a clase, pero del corte que me daba, no llegué a grabar ninguna imagen física tuya. Tengo una muy borrosa en el salón de actos, en una actividad cultural que organizasteis a propósito de la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente. Yo creo que estabas tú entre los que participaban, aunque te recuerdo hablado de Irán y de Jomeini, y sin ponerte aún rostro físico. Te lo he puesto, sin embargo, más tarde, cuando he visto fotos tuyas de aquella época.  ¡Qué tiempos aquellos, tan convulsos y dudosos como los de ahora, y así seguimos, caminando y haciendo camino, espero!

Y en ese caminar, volví a encontrarme contigo en el mismo escenario, aunque ya tenía nombre propio: Los Castillos. Recuerdo tus comentarios en la sala de profesores, tus intervenciones en los Claustros y en el Consejo Escolar, donde coincidí contigo antes de que te ocuparas de la Dirección. Te seré sincera, me preguntaba en ocasiones, ¿cómo una persona con tantas habilidades sociales y políticas, con intervenciones tan oportunas y tanto discernimiento, no está ocupando algún puesto de más alta responsabilidad? Después te ocupaste de la Dirección del Instituto y pensé, ¡yo me refería a decisiones y organizaciones de más alto entramado! Así veía yo entonces las cosas, era joven e inconformista, estaba haciendo el doctorado en la Facultad de Derecho y creía que un mundo más justo y racional era posible. En fin, sigo pensándolo, pero ahora con matices, lo que me ha acercado a tu persona de una forma más humana y cómplice. Cómplice, porque casualidades de la vida, tu me pasaste el testigo de la dirección; y humana, porque desde entonces, he valorado en toda su extensión la importancia de los matices. Creo que tú eres una persona de matices. Siempre que te hemos pedido consejo, has sabido opinar sin dirigir, ofreciendo posibilidades abiertas y perspectivas, consciente de los muchos matices de las cosas. 

Y siempre desde la jovialidad, que es otra de tus características, no solo física, pero física también. Parece que tuvieras un pacto con el diablo, y como al buen vino, los años no te alteran, incluso, si me apuras, te mejoran. Espero que Julita, u otros que nos conozcan, no interpreten mis palabras como una  especie de declaración o algo así. La verdad es que lo que sale del corazón, en ocasiones no se atiende a medidas y decoros. Muchos conocen ya mi vehemencia y forma de ser, a estas alturas y edades, creo que ya nos merecemos ser y mostrarnos como somos.

Por eso me he permitido hacerte esta semblanza, desde la admiración y el cariño profundo que te tengo.

Ya lo sabes, lo hago público. 

​

Ángeles Mateos. ​



PARA TI PEDRO

Para ti Pedro, en poquitas líneas pero intensas porque eso eres tú (intenso).

Has sido mi director, mi amigo, mi compañero y la persona que siempre está en la escucha, el silencio, en el consejo…

Durante los años que hemos estado juntos ¡qué han sido muchos! , ha habido tiempo para las alegrías y también algún que otro contratiempo, por supuesto con respecto al centro, alumnos, etc., afortunadamente todo grave.

Pero lo que si me queda es tu recuerdo de persona para todo: en lo humano, en lo pedagógico…. ¡Cuánto vales Pedro!.

Muchas felicidades. Te deseo lo mejor para la siguiente etapa de tu vida. Disfruta de tu familia y especialmente de Julita. Muchos besos.

Flory Borrallo

Jefatura de Estudio

Querido Pedro:

Quiero un “sitito” en esta revista para desearte lo que todos te deseamos, seguro, porque todos te queremos, y es que seas feliz;  aunque sé que vamos a echarte mucho de menos, a ti, a tu buen juicio y a tu mesura.

Un beso y un abrazo. Merche

El padre docente              

¡Qué suerte!, seguro que os explicó las derivadas, que no había quien las entendiera. Pues no, él es más de reyes y golfos, de desamortizaciones y cordilleras. ¡Qué lástima tener un padre profesor de letras!

Pocas cosas se nos ocurren sin caer en los tópicos propios de la ocasión. Sabemos que has disfrutado enormemente con tu trabajo, dichoso tú. Un trabajo dedicado a la formación y el aprendizaje, pero siempre desde la visión particular que tienes de estos conceptos. Una visión dónde siempre ha primado más el crecimiento personal de las personas por encima del académico (sin desmerecerlo).  Y es eso lo que te ha convertido en algo más que un profesor para tus alumnos,  algo más que un compañero para tus colegas y en un padre muy, muy especial. Ninguno de tus hijos te hemos sufrido como profesor, pero no podemos, ni queremos, dejar pasar la oportunidad de felicitarte por tu graduación CUM LAUDE cómo gran maestro transmisor de valores y conocimiento. Lo que sí que nos habilita de pleno derecho, como hijos sufridores, es a agradecerte de forma superlativa tu consejo, apoyo, respeto y paciencia que siempre nos has demostrado en cada una de nuestras decisiones, acertadas y equivocadas, en todas. Has sido y sigues siendo una referencia, un modelo  y una brújula. ¡Gracias Aitá!

¡Sigue disfrutando del vino, del frontón, de la bici, de la montaña, de la lectura, de tus nietos (esto tendrá que esperar),… en fin, disfruta de la vida coño, lo mereces!

Un fuerte abrazote de tus hijos.

Pablo, Iñaki y Fer.

¡Y 33 años después….!

A mediados de septiembre de 1979, después de un año de Prácticas en el Instituto de Santa Eugenia de Riveira, en la provincia de La Coruña, y a orillas de la cautivadora Ría de Arosa, aterricé en el Instituto mixto nº II de Alcorcón (que luego resultaría ser el I, y por nombre Los Castillos…). El edificio gris estaba nuevecito (el rojo aún no había nacido…); hacía pocas semanas que lo habían construido, y lo habían levantado en menos de seis meses…. La dirección era Avda. Los Castillos s/n, aunque los Castillos de Valderas eran una auténtica ruina y la Avenida carecía de los jardines y parques que hoy la adornan. El instituto era como una isla en la mitad de un descampado; el edificio tenía aparcamiento, pero los coches no tenían acceso hasta su puerta y tenían que quedarse en medio del secarral/barrizal que entonces  contorneaba nuestro recinto.

Como el Instituto era de nueva creación, llegamos muchos profesores de golpe: Juan Sánchez, Asunción Acera, Antonio y Jesús Moreno, José Antonio Galende, Carlos Machín… y tantos otros, porque el instituto era el único de la localidad, y estaba llenito de alumnos, y hubo que habilitar doble turno, de mañana y de tarde, y ocupando sus pupitres de alumnos estaban Ángeles Mateos y Antonio Hermoso y Carlos Lara…. Y yo empecé a dar clase en el turno de tarde.

¡Ha pasado una vida, una generación! Y yo quisiera ser poeta para encontrar el verso y la palabra que significaran bien este tiempo transcurrido, tan extenso pero tan fugaz, tan homogéneo y tan plural. Y yo quisiera saber de música para hilvanar una melodía que evocase los sonidos, las risas y las voces de tantas generaciones de compañeros y alumnos. Y quisiera ser pintor de luces y de colores que plasmasen en el lienzo los rostros  y las siluetas de alumnos y compañeros con los que hemos convivido todos estos años.  

Pero….., no soy más que un simple profesor de Historia que solo puede registrar, con olvidos y lagunas, los recuerdos acumulados. Alguien  dijo que los hombres somos nuestros recuerdos; si nos los quitan o los perdemos, nos privan de nuestra humanidad. Pues bien, yo quiero mantener  -de forma viva y agradecida- todos los recuerdos gestados  en  nuestro Instituto Los Castillos en estos 33 años  porque se han trenzado con mi vida profesional y personal, y van a constituir una añoranza profunda, una añoranza que no quiero erradicar.

Muchas gracias a todos.

Pedro Elizalde.