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El arboreto del Araújo

Ilustración: Carla Vilchez Retamosa, 

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Ilustración: Natalia Esther Cogollo Sagastume
 

Por Paz Chozas
 

Profesora de Biología y Geología.

Mirar y disfrutar

Nombre común: Madroño

Nombre científico: Arbutus unedo

El madroño es un arbusto o arbolillo de copa redondeada y tronco con corteza pardo-rojiza o pardo-grisácea muy escamosa, que se desprende en plaquitas, a menudo  con ramillas teñidas de encarnado. Se mantiene verde todo el año y tiene hojas simples, con disposición alterna, en forma de hierro de lanza, con el margen finamente aserrado, de color verde  intenso y  lustrosas por el haz.

Las flores nacen en ramilletes terminales algo colgantes. Son de color blanco, con corola inflada a la manera de una pequeña ollita o campanilla. El fruto es una baya globosa de color rojo y está erizada de pequeñas verruguitas, de sabor agradable cuando está bien madura, aunque tienen fama de emborrachar a aquel que coma más de una. Se obtienen con ellas mermeladas, confituras, licores y aguardientes. Por la belleza de sus hojas, flores y frutos es muy utilizado en jardinería.

El oso y el madroño como símbolo de Madrid.

El oso fue desde antiguo un elemento típico de la ciudad de Madrid. En la Edad Media, cuando se fundó la ciudad, este animal todavía abundaba por los montes cercanos. Si uno salía por los caminos, se arriesgaba a encontrarse con uno de estos plantígrados. Cuenta la leyenda que se eligió un oso en homenaje a un oso pardo muy grande que cazó el rey Alfonso XI en uno de los montes de Madrid, al que se le llamó “el del Pardo” y tras esa hazaña se decidió incluir al animal en el escudo de Madrid.

En cuanto a la utilización del madroño, surgió de una disputa entre la Villa de Madrid y la Iglesia por la propiedad de unas tierras próximas a la ciudad. Se decidió que la Villa se quedaría con las zonas arboladas y la Iglesia con los pastos; de ahí que se incluyera el madroño para acompañar al oso en el escudo municipal. Sin embargo, dice el botánico don José Quer en el siglo XVIII: << En la Real Casa de Campo se ha plantado este árbol, donde vegeta con la mayor lozanía>>. Y, en efecto, aunque el madroño se cultiva sin problemas en el clima de Madrid, hay que desechar la imagen de un oso encaramado a su tronco en la Pradera de San Isidro, pues no es, ni parece haber sido, planta espontánea en los alrededores de la capital.

Otros consideran que la elección del madroño es por el parecido de su nombre con el de Madrid.

Por último, hay quien asegura que la elección se debe a que las hojas de este arbusto eran un buen remedio contra la peste.

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