
Por
Carmen
Tapia
Profesora de Matemáticas.
En la actualidad España cuenta con 16 parques nacionales. Cabañeros es uno de ellos y está muy cerca de Fuenlabrada, municipio en el que resido. No lo conocía y animé a mis amigos a hacer este viaje aprovechando que era la época de la berrea.
Elegimos el último fin de semana del mes de septiembre. Los hoteles estaban a tope. Como los vecinos de la zona dicen, solo nos acordamos de Cabañeros en la época de la berrea. Pero la extensión del parque es tal, que apenas nos encontramos con turistas.
Es un lugar maravilloso: se respira aire puro mientras se disfruta de un bello y tranquilo paisaje que, además, te habla de los periodos geológicos a través de los fósiles y de las rocas y te muestra una fauna que vive en libertad, amén de una vegetación propia del bosque mediterráneo muy bien conservada.
Cabañeros es un magnífico ejemplo de la interacción entre el hombre y la naturaleza: el hombre ha explotado su riqueza al tiempo que la ha sabido conservar. Me encantó contemplar este equilibrio, que cada vez es menos común.
Como en tantos otros viajes, disfruté de la gastronomía de la zona, de la compañía de mis amigos, conocí algo de la vida de las gentes de aquella tierra y ahora sé un poco más que antes de hacer este viaje. Hicimos varias rutas guiadas, unas caminando y otras en coche todoterreno. Los guías eran personas muy cualificadas y me hicieron la aventura muy didáctica.
Entre otras cosas aprendí:
- De dónde proviene el nombre de Cabañeros.
- Para qué les sirve a los alcornoques el corcho.
- Cómo recicla la naturaleza la cornamenta del ciervo
- De dónde provienen las expresiones: medir con doble rasero, tener manga ancha, mangar y sisar.
Sin duda volveré, entre otras cosas para ver las bandadas de grullas que llegan en noviembre del norte de Europa y hacer la ruta del Chorro.